Nuestras hojas amarillas

Be a spark in the dark

Buena nueva.

Mi vida cambió justo en el momento que vi "POSITIVO" en ese papel que ella tenía ante mí.
Sabía que mi vida daría un giro de 180º y que nadie detendría eso, que debía hacerme la idea de que existiría alguien más y que, en unos meses, nacería un nuevo o una nueva integrante de la familia.
Miles de emociones se me vinieron encima: entré en pánico, comencé a temblar, se me hizo un gran nudo en la garganta, maldije, grité en silencio, pasé por una fase de negación, mi cabeza se volvió un desastre tan bonito que daba miedo sólo de imaginarlo y lloré...
Sí, lloré frente a los ojos extrañados de mi mamá, que me preguntaba incesantemente qué me había pasado pero, ¿cómo le decía que el embarazo de mi hermana era el motivo de mi llanto? No podía. No me sentía capaz de acabar con su felicidad.
Entonces lloré. Lloré como si pensara que el dolor iba a menguar de la nada o como si, de esa manera, el vacío lograría llenarse. Lloré mientras luchaba con el nudo que se formaba en mi garganta, lloré y lloré, ¡no sabes cuánto! Pero mis manos no dejaban de temblar y el corazón no dejaba de doler.
Llegué a la conclusión de que tuve emociones encontradas.
Y sí, ellas me encontraron a mí.

Virginia Salazar León

January 07, 2017

Virginia Salazar León