Nuestras hojas amarillas
Be a spark in the dark
Él (para mi Papá).
La relación con mi papá nunca fue muy buena.
Desde niña no recibí ninguna felicitación de su parte, excepto en cada una de mis promociones, siempre me abrazaba en mi cumpleaños, en las promociones, en la Navidad o el Fin de Año. No era de esos padres emotivos que te preguntan "¿cómo te fue hoy?" o cosas por el estilo... pero era mi papá y nada de eso debía afectarme.
Actualmente, mi papá sale de casa todos los días y regresa en la noche, solo lo veo cuando llega y, a veces, si tengo suerte, cuando se va. Él sale de casa por nosotros, para ser nuestra fuente de ingresos y sé, perfectamente, que lo hace más que todo por mí: por la pequeña, la que estudia pero no trabaja, la que aun debe mantener y por la que aun se debe preocupar.
A él le debo muchas cosas, lo sé, y cada día le agradezco cada cosa que ha hecho por mí: sé que le agradezco a aquel que nos dejó cuando éramos niños para irse con otra mujer, porque volvió y no se ha ido, por ser mi ejemplo de hombre trabajador, porque me otorgó este carácter seco... y, sobre todas las cosas, le agradezco por amarme a pesar de ser la que menos se parece a él.