Nuestras hojas amarillas

Be a spark in the dark

Esta noche.

Esta vez me tocó llorar, aunque eso se ha hecho común en mis noches. Esta vez lloré por ti, por nuestros recuerdos, por mi esperanza de volver a verte, por la tristeza de haberte perdido, por la agonía de estar sin ti... en fin, he llorado porque tuve que dejarte ir.
Confieso que, mientras la guitarra sonaba y esa garganta cantaba, te maldecía. Lo hacía porque, simplemente, llegaste, desordenaste todo, y te fuiste.
Admito que, no dejaba de pensar que todo pasó muy rápido; que solo hace meses ni me acordaba que existías y que, de repente, tuve que verte dentro de un ataúd, tuve que verte morir cuando aun me faltaba verte vivir, tuve que entender que, ya no vería tu sonrisa, ya no me abrazarías... tuve que entender que ya no estarías aquí.
Ayer, en la noche, no tuve abrazos, no tuve quién me secara las lágrimas, simplemente lloré sola, en mi silla, mientras todos gritaban y sufrían.
Realmente, sé que parece un poco alocado pero, sentí como si la guitarra estuviera sufriendo, parecía que cada cuerda rasgada pedía a gritos algo ininteligible... aunque, no sé, con certeza, si era la guitarra la que sufría o era mi corazón el que se rompía.

Virginia Salazar León

October 20, 2015

Virginia Salazar León