Nuestras hojas amarillas

Be a spark in the dark

Estrella.

¿Quién sabe cómo nace una estrella?
Fue la pregunta que me hice mil y un veces cuando miraba al cielo.
Sabía que ellas brillaban en algún lugar del universo, que eran una unión de hidrógeno, helio y de algunos materiales adicionales, en diferentes proporciones, y sabía, también, que formaban constelaciones.
Conocía que tenían diferentes tamaños y colores, que podían ser minúsculas o inmensamente grandes.
Noté a la vez que, figurativamente, se parecían un poco a las personas: nacían, crecían, se llenaban de mil y un cosas, se destruían y renacían, se volvían enormes para convertirse en agujeros negros que absorbían todo a su paso y, finalmente, morían.
Entonces, si las estrellas eran ligeramente similares a nosotros, decidí compararlas con alguien que conocía.
Percibí que eran iguales: ambas unieron átomos para formarse, crecieron, brillaron, se volvieron cada vez más grandes y más brillantes. Ambas crearon una supernova: gigante, inmensa e increíblemente brillante.
Aunque, si hubiese sabido un poco más sobre las estrellas, sabría que las supernovas brillan mucho e intensamente, para luego volverse polvo y apagarse…
Así que, contra su voluntad, se deshizo, se destruyó y se volvió polvo de la manera más bonita de todas.

Virginia Salazar León

July 08, 2017

Virginia Salazar León