Nuestras hojas amarillas

Be a spark in the dark

¡Feliz cumpleaños!

¡Llegó el día! Hoy es 27 de Mayo, mi cumpleaños y, desde que tengo memoria, el mejor día del año. Pero, en este año, no hubo torta, ni celebración, ni motivo para celebrar...
Al día siguiente, se había acabado todo: ya no era mi cumpleaños, sino otro día normal.
Casi entrada la noche, hubo un pequeño destello de luz: hubo alguien que quería que mi día fuese diferente.
Él llegó, con un ponqué en la mano, me abrazó, me sonrió y me dijo: "¡feliz cumpleaños!" mientras me invitaba a su casa porque, según él, me tenía una sorpresa. Lo pensé, por unos breves minutos, acepté y nos fuimos.
Llegamos a su casa y dos amigos me felicitaron. De pronto, la típica canción de feliz cumpleaños sonó de fondo mientras él venía con otro ponqué en la mano pero, esta vez, con una vela encendida.
Él sacó su guitarra y comenzó a cantar... lo grabé todo, lo admito. De repente, como última canción, decidó cantar "Falta poco" de Rawayana. ¡Vaya! Llevaba años, desde que escuché la canción por primera vez, deseando que él me la cantase.
Así que, ahí estaba él, cantando esa canción para mí, mientras yo, ensimismada, no dejaba de flotar, de derretirme en cada nota, en cada frase... de modo que, aunque no pedí un deseo al apagar la vela, definitivamente, él, sin saberlo, cumplió uno de ellos.

Virginia Salazar León

May 29, 2016

Virginia Salazar León