Nuestras hojas amarillas
Be a spark in the dark
Galaxias.
Éramos dos galaxias muy cercanas, pero distantes.
Nos movíamos uno al lado del otro:
nuestros planetas rozaban, se alineaban y se unían,
pero nosotros nos manteníamos al margen.
Siempre atentos
y mirándonos desde la distancia, como un par de espectadores.
Hasta que un agujero negro acercó nuestros campos gravitatorios
e hizo que nos miráramos con más frecuencia.
Nos obligó a conocernos,
a entendernos
y a descubrirnos.
Nos distraíamos con el montón de estrellas que nos rodeaban,
esas que se reflejaban en ciertas zonas de nuestra piel.
Aprendimos a hacer que nuestras estrellas brillaran juntas
y entendimos que nuestra luz podía iluminar cualquier cielo.
Éramos dos galaxias parecidas, pero diferentes en tamaño,
con órbitas cercanas,
muchas estrellas,
y todo el cosmos a nuestro alrededor.
Estábamos separados por algunos años luz,
pero
éramos dos galaxias destinadas a encontrarse.