Nuestras hojas amarillas

Be a spark in the dark

Monotonía.

No sabes lo sola que me sentía.
Llegaba, repetía un monótono "hola, ¿qué tal todo?" y recibía el mismo "todo bien" recitado una y otra y otra vez...
y esas eran las únicas palabras que pronunciaba en toda la noche.
Luego entraba al cuarto que me asignaron, me cambiaba de ropa y me recostaba buscando consuelo en alguna red social.
Me desvelaba, reía, y lloraba al frente de una pantalla.
Hasta que me quedaba dormida.
Al día siguiente despertaba, me bañaba y alistaba, me hacía algo para desayunar, y salía caminando hasta el terminal de buses.
Aguantaba un viaje que tardaba un poco más de media hora solo para estar unas horas con mi familia y poder ver el mar.
Era difícil.
Cada vez que llegaba, deseaba quedarme allá, porque por lo menos tendría a alguien que me escuchara, pero no, debía alistarme de nuevo y hacer el mismo viaje de regreso para poder ir a trabajar.
Así transcurrían mis días.
Hasta que llegaba y me encontraba de nuevo con el silencio.
Me sentía mal.
No tenía a quién contarle sobre cómo fue mi día en el trabajo, ni sabía a quién expresarle lo que me había sucedido, porque yo solo era un huésped en esta casa, alguien que estaba de paso y al que no le brindaban mucha importancia.
Y mira que tardé en descubrirlo porque la ira no me dejaba ver con claridad.
Descubrí que solo subsistía en este entorno.
Sin cambiar, ni oscilar.
Siempre fija,
como un neutrón.

Virginia Salazar León

November 29, 2018

Virginia Salazar León