Nuestras hojas amarillas
Be a spark in the dark
Poco a poco.
Poco a poco dejó de importarme su ausencia, sus desplantes y sus faltas de atención. Poco a poco me dí cuenta que ellos no eran tan verdaderos y que les faltaba sentir más. Poco a poco dejó de importarme estar sola y dejé de necesitar sus abrazos. De a poco, y con prisa, dejé de sentirme mal y comencé a aceptar las cosas: empecé por aceptarme a mí y, de ahí, partí a lo demás. Me detuve en tonterías y me distraje muchas veces, aprendí que los sueños se cumplen, en algún momento, pero lo hacen. Me hice amiga del silencio, ese que me susurraba que alguien ya no estaba aquí, y deseé, con todas mis fuerzas, dejar de preocuparme por todo. No fue algo sencillo: tropecé muchas veces y estuve sola, conmigo; tuve noches en las que lloré y me deprimí sin motivo y, otras, en las que quise reír más. De a poco me alejé de aquello que me dañaba y, de la misma manera, me acercaba a lo que hacía bien...
Lo siento pero, admito que se siente bien estar aquí, del otro lado, dónde no están ustedes y dónde no los necesito para ser feliz.